Nunca el tiempo es perdido

Cuando trabajaba como consultora funcional, una de las cosas que más rabia me daba era el pasarme varios días tratando de arreglar un error que daba el sistema sin éxito... y luego, llegar una mañana a la oficina, tener un golpe de inspiración, y resolver el problema en 5 minutos.

Este tipo de situaciones me frustraban mucho porque me hacían sentir que todas las horas que había dedicado a investigar y a probar posibles soluciones no habían servido para nada, y que debería haber sabido dónde estaba el error a la primera.

Sin embargo, con el paso del tiempo he descubierto que estaba equivocada.

En realidad, esas horas que había dedicado a buscar una solución sin éxito no habían sido tiempo perdido, sino que habían sido la causa de mi supuesto "golpe de inspiración".

Lo que pasa es que yo no era capaz de ver esa relación causa – efecto porque los resultados de mi trabajo no se veían inmediatamente, sino que se iban acumulando de manera invisible hasta que llegaban a un umbral... y entonces se manifestaban como un "descubrimiento repentino".

 


Todas las acciones tienen un efecto (aunque a veces no esté a la vista), y tarde o temprano los resultados llegarán y recogerás el fruto del trabajo bien hecho.

La tendencia natural es pensar que todas esas acciones y que todo ese esfuerzo no ha servido para nada más que para perder tiempo y dinero.


Pero en realidad, son los cimientos de lo que está por venir. Entender esto es fundamental para no tirar la toalla en el proceso de lograr todo lo que te propongas. 

Así que si tienes claro hacia dónde te diriges y sabes qué es lo que tienes que hacer para llegar allí, sigue adelante, aunque no veas los resultados de inmediato.

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